Claudia, ¿pelele o estadista?
Francisco Martín Moreno EN REFORMA
4 MIN 00 SEG
11 junio 2024
Plutarco Elías Calles imponía a los presidentes de la República y los manipulaba de acuerdo a sus instrucciones y caprichos, durante el llamado Maximato de 1928 a 1934. El populacho, con su conocido humor negro, apodó "peleles", "títeres" o "marionetas", a Portes Gil, a Ortiz Rubio, a Abelardo Rodríguez y a Lázaro Cárdenas, hasta que este último, harto de un sometimiento indecoroso en términos de su alta investidura, mandó al exilio al Jefe Máximo de la Revolución Mexicana, largándolo con el resto de sus poderes políticos, a California, Estados Unidos, en abril de 1936. ¿Qué tal?
Como novelista, me imagino las expresiones del rostro de Calles, cuando un grupo de militares le hizo saber, por órdenes de Cárdenas, que contaba con media hora para abandonar México. Un avión lo esperaba para transportarlo al extranjero. Ahora bien, en el reino encantado de las fantasías políticas, ¿por qué no pensar en la remota posibilidad de que un escuadrón de nuestras Fuerzas Armadas, con la debida lealtad republicana, ahora ya al lado de Claudia, también le informara a AMLO, dentro del contexto, insisto, de una novela política, de la decisión de abandonar inmediatamente el país? ¿Rumbo a EU? ¡No, porque sería "rudeza innecesaria" ya que la política de "abrazos y no balazos" jamás fue bien vista por el Tío Sam...! Mejor concederle la gracia de enviarlo al "paraíso" cubano, su sueño dorado.
¿Qué tal cuando Elías Calles se vio obligado a firmar una iniciativa de reforma constitucional para permitir la reelección de Obregón, una traición a nuestro movimiento armado? ¡Claro que lo firmó y claro que Obregón se reeligió y también claro, clarísimo, que Obregón murió acribillado con 19 balazos de diferentes calibres y trayectorias en julio de 1928, incluidos los 3 tiros disparados por León Toral!
Sheinbaum ya comprobó la semana pasada el poder incontestable de los mercados que reaccionan virulentamente ante el menor aviso de inseguridad para sus inversionistas. Cuando el líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados declaró la inminencia de la aprobación del "Plan C", la respuesta de los dueños mundiales de los grandes capitales no se hizo esperar: Se cayó la Bolsa de Valores, se depreció el peso, el Banco de México empezó a vender dólares para tratar de detener la depreciación del peso, en tanto los inversionistas nacionales y extranjeros se cuestionaban el peligro de invertir en un país en el que no existe el Estado de derecho y se depende de los caprichos de una sola persona.
Si sobre la base remota de contar con la mayoría calificada en el Congreso, Sheinbaum se sometiera al jefe máximo de la 4T y, en septiembre ella prosiguiera con la idea de imponer dicho plan suicida de acuerdo a sus propias promesas de campaña y a sus compromisos inconfesables con AMLO, México asistiría a un desplome mayúsculo de las cotizaciones en la Bolsa de Valores, a una escandalosa fuga de capitales, a la catastrófica devaluación del peso y a la contracción de la inversión local y extranjera, sin olvidar que las calificadoras podrían declarar país riesgo a México, decisión de consecuencias inenarrables de cara al crecimiento económico y a la prosperidad social.
Ahora bien, si Sheinbaum, al estar convencida de la importancia de impedir la quiebra de México en razón del poder incontestable de los poderes financieros fácticos, no se somete a las instrucciones presidenciales para evitar pasar a la historia como una "marioneta", entonces salvaría a AMLO de la posibilidad de entregar un país hecho jirones antes del 1 de octubre, y ella empezaría su gobierno contando con el apoyo de los grandes capitales imprescindibles para crear fuentes de riqueza, prosperidad y empleo.
Jesús Tarriba, el marido de Claudia Sheinbaum, un experto en riesgos financieros, conoce las consecuencias de la desaparición del Estado de derecho y de la importancia de la separación de poderes de cara a los análisis de expertos que deciden el futuro de las inversiones locales o globales. ¿Opciones? Enfrentar a AMLO con todos los graves desafíos políticos, sin mandarlo todavía a Cuba, o aceptar la quiebra de México y, por ende, el de su gobierno, antes de tomar siquiera posesión de su elevado cargo en octubre...
Claudia Sheinbaum, ¿ama usted más a AMLO que a México? ¿Será pelele o la estadista que la mayoría esperamos?
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